El poder de la identificación con las experiencias de otras personas es el milagro que hace que la recuperación sea posible. Cuando un recién llegado asiste a su primera reunión y ve que ha llegado a un lugar donde se le escucha sin interrumpirle, se le entiende y no se le juzga, siente que por fin ha encontrado el sitio donde sentirse libre, libre de compartir con personas con similares experiencias que escuchan y se identifican.